Conozcamos un poco más el comportamiento del volcán dormido. En la quema de la aulaga, pequeño arbusto espinoso, observará como a tan sólo 3 metros de profundidad ya no podremos tocar el picón con las manos, pues se pueden alcanzar temperaturas que rondan los 435ºC. El volcán no está tan dormido como parece. Seremos testigos de lo fácil que resulta obtener fuego en este lugar, pero…

¿Si agujereamos cualquier zona del parque obtendríamos los mismos resultados?

Lo cierto es que se ha hablado ya de las “anomalías geotérmicas” y aunque aún no hemos entendido bien su importancia, debemos saber que son la explicación a las irregulares temperaturas existentes en Timanfaya, hecho que aclararía que no obtengamos similares resultados por todo el parque.

Nos referimos a algunas zonas superficiales donde se registran temperaturas por encima de los 100ºC, es decir, por encima de lo normal. Generalmente se concentran en los bordes de los cráteres volcánicos, pero existen 3 áreas muy concretas donde estos fenómenos se manifiestan: el Islote de Hilario, la Casa de los Camelleros y el fondo del cráter de Timanfaya.

Si asciende un poco más, hallará un pequeño horno natural el cual ha sido utilizado tradicionalmente como barbacoa, aunque, el verdadero protagonista es el gran horno situado junto al restaurante.

Ya hemos conocido las demostraciones de “tierra” y “fuego”, descubramos ahora el “aire” que emana de los orificios que dan vida a enormes géiseres.